martes, 26 de mayo de 2009

Estravagarios



Nadie pudo parar el agua que huye,
no se detuvo con amor ni pensamiento,
siguió, siguió corriendo entre el sol y los seres,
y nos mató su estrofa pasajera.
Hasta que al fin caemos en el tiempo, tendidos
y nos lleva, y ya nos fuimos, muertos,
arrastrados sin ser, hasta no ser ni sombra,
ni polvo, ni palabra, y allí se queda todo,
y en la ciudad en donde no viviremos más
se quedaron vacíos los trajes y el orgullo.

© Pablo Neruda (Poeta chileno).

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