miércoles, 20 de mayo de 2009

El Mundo de los Poetas

El mundo del verso, de la oda o del poema es simplemente una dimensión paralela, en la cual el escritor posee una vista panorámica de los más simples y ocultos detalles de la creación.

Como todos saben, el poeta no conoce límites u obstáculos para sus trayectorias en el sendero de la realidad, pues cuenta con aquel puente que le hace arribar a la cúspide de la fantasía, y lo conduce a enfrentar las barreras inexistentes de la vida, barreras en las que la mayoría de los hombres son prisioneros o rehenes de la agobiante rutina.

En el terreno poético, respirar, significa saciarse de cada uno de los elementos del aire; beber, es llenarse de cada gota de pureza que emerge con inocencia; caminar, es pedirle permiso a la tierra para dejar en ella impregnada las huellas de un tiempo sabio y traicionero a la vez; arder, es ser combustible de la vida para calmar sus ansias, y luego, como el fénix, surgir de nuevo entre las cenizas. Es poner los cinco sentidos – y aquellas percepciones inéditas – a disposición de las Musas, de los Dioses, de los Espíritus, de los seres vivos e inertes, de las verdades y de las mentiras, y de muchas cosas más, para así retratar en folios, pergaminos, pantallas o suelos, la vastedad del alma propia y genuina.

El terreno poético, puede ser visitado por la doncella del atardecer y sus cálidos celajes, o puede ser sorprendido por la bandada de cuervos sumisos en el espacio, que con un estruendo pasan a ser una gran tempestad, abriendo la tierra en dos y causando incendios impávidos. Es un suelo fuerte, fogoso y a la vez sensible, sereno, recubierto con baldosas de mármol blanco, en el cual los versos se visten con lentejuelas y mascarillas, celebrando su entereza, al mismo tiempo que comparten la puñalada taciturna del autor, autor que se aferra a las prosas sin sentido.

Ser poeta o poetisa, es correr con desmesura entre paradojas continuas que nunca acaban, que siguen cesantes y cimentadas, para así comprender el significado y misión de nuestra existencia. Completamente dementes, lunáticos, apasionados y aprehendidos a la eternidad de las letras, somos los hombres y mujeres que se otorgan en cuerpo y alma a este mundo mágico y místico, pues la poesía es capaz de elevarte a las crestas inalcanzables, para dejarte allí, o para soltarte y hacerte caer en las espinas de cristal del abismo.

© Giusy Guzman.

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